justicia. Sus maneras eran de perfecto cortesano, y revelaba
escrupuloso y detallado esmero en todo lo concerniente a su
persona. Tenia la maldita mania de estarse quitando y
poniendo a cada instante los lentes de oro, y en su
[30] conversacion frecuentemente indicaba el empeno de ser transladado
pronto a _Madriz_, para prestar sus imprescindibles servicios
en la secretaria de Gracia y Justicia.
La senora del alcalde era una dama bonachona, sin otra
flaqueza que suponerse muy relacionada en la Corte. Dirigio
a Pepe Rey diversas preguntas sobre modas, citando establecimientos
industriales donde le habian hecho una manteleta 69
o una falda en su ultimo viaje, coetaneo de la visita
de Muley-Abbas, y tambien nombro a una docena de duquesas
[5] y marquesas, tratandolas con tanta familiaridad como
a amiguitas de escuela. Dijo tambien que la condesa de
M. (por sus tertulias famosa) era amiga suya, y que el 60
estuvo a visitarla, y la condesa la convido a su palco en el
Real, donde vio a Muley-Abbas en traje de moro, acompanado
[10] de toda su moreria. La alcaldesa hablaba por los
codos, como suele decirse, y no carecia de chiste.
El senor dean era un viejo de edad avanzada, corpulento
y encendido, pletorico, apopletico, un hombre que se salia
fuera de si mismo por no caber en su propio pellejo, segun
[15] estaba de gordo y morcilludo. Procedia de la exclaustracion;
no hablaba mas que de asuntos religiosos, y desde el
principio mostro hacia Pepe Rey el desden mas vivo. Este
se mostraba cada vez mas inepto para acomodarse a sociedad
tan poco de su gusto. Era su caracter nada maleable,
[20] duro y de muy escasa flexibilidad, y rechazaba las perfidias
y acomodamientos de lenguaje para simular la concordia
cuando no existia. Mantuvose, pues, bastante grave durante
el curso de la fastidiosa tertulia, obligado a resistir el impetu
oratorio de la alcaldesa que, sin ser la Fama, tenia el privilegio
[25] de fatigar con cien lenguas el oido humano. Si en el
breve respiro que esta senora daba a sus oyentes, Pepe Rey
queria acercarse a su prima, pegabasele el Penitenciario
como el molusco a la roca, y llevandole aparte con ademan
misterioso, le proponia un paseo a Mundogrande con el
[30] Sr. D. Cayetano o una partida de pesca en las claras aguas
del Naha
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