e. De alli en adelante, efectuo las mas sorprendentes
curaciones, y al cabo de poco tiempo, reunio una fortuna
considerable. Lo que mas intrigaba a sus pacientes era que jamas
recetaba, sino que el mismo proporcionaba las medicinas, marcandolas
generalmente con letras, aunque a veces tambien con numeros.
Naturalmente, contraje con el vinculos de estrecha amistad y lo
visitaba a menudo en su nueva y lujosa casa. Un dia me atrevi
a decirle:
--Doctor, hace mucho tiempo que he querido hacerle una pregunta.
--?Cual es?
--?De que se componian los globulos que me proporcionaron mi
maravillosa curacion?
--Amigo mio, ese es mi secreto; pero puesto que a usted le debo mi
fortuna, se lo dire, si me promete, si me jura, no decirlo mientras
yo viva. En cuanto muera, queda usted en libertad para proclamarlo a
los cuatro vientos.
Hice la promesa requerida, y con una sonrisa muy triste,--nunca he
visto en la cara de un hombre una sonrisa mas triste,--dijo el Dr.
Idiaquez lentamente:
--Los globulos marcados "A" se componian de agua y azucar; los
marcados "B" de azucar y agua.
EL AMO VIEJO
A LUIS GARCIA PIMENTEL
La familia Hernandez de Sandoval, opulenta hace diez anos y hoy casi
en la miseria, era una de las mas respetables de la ciudad de
Mexico. Como base principal de su fortuna figuraban las extensas
haciendas que poseia, desde los tiempos de la conquista, en el hoy
denominado Estado de Morelos, comarca fertilisima, en donde se
cultiva con preferencia la cana de azucar. Conservan muchas de las
haciendas mexicanas el caracter de fortalezas que supieron darles
sus primeros poseedores, mientras que otras, que no se distinguen
por su arquitectura, abundan, en cambio, en bellezas naturales; todo
lo cual hace que una visita a una de estas fincas no carezca,
generalmente, de interes.
A pesar de la estrecha amistad que unia a los Hernandez de Sandoval
con mi familia, desde largos anos, no habia yo tenido ocasion de
visitar ninguna de sus haciendas, aunque ellos si habian pasado
largas temporadas en la nuestra, situada en el centro del pais; de
manera que, en cuanto se ofrecio la oportunidad de acompanar al hijo
de la casa, Antonio, pudiendo desprenderme de mis no multiples, pero
si imprescindibles quehaceres, la aproveche gustoso para ir en tan
grata compania a recorrer la finca principal de su casa, celebre por
su riqueza y encantos naturales.
Salimos de Mexico en la noche de un diez de a
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