ro su labor era de tal forma acabada, que en verdad
podian figurar en la mejor coleccion de objetos de arte.
Con todos esos elementos, comprendi que el suntuoso retablo, cuya
intrincada hojarasca cubria el muro frontero de la capilla con
pilastras y columnas retorcidas, frontones interrumpidos, mensulas
de caprichosa forma, y nichos y doseles cobijando esculturas
policromas, haria brillar el rico y si se quiere barbaro conjunto de
oro y plata, como un ascua refulgente; y empece a hacer preparativos
con no escaso entusiasmo.
Llegada la vispera de la fiesta, entre en la capilla para disponer
lo necesario, y vinoseme a mi mente un mundo de recuerdos.
Contemplando las funebres alegorias, y leyendo los letreros de las
lapidas, que tanto inquietaron mis anos infantiles, vi de nuevo mil
incidentes de mi ninez y escuche, una vez mas, la voz de personas
queridas, entre ellas Angustias, quien me aseguraba dogmaticamente
que mis muertos jugaban al ajedrez todas las noches....
Dirigia yo la colocacion de los distintos ornamentos, sobre el altar
y presbiterio, cuando acudio don Guadalupe Robles a la capilla, con
pretexto de consultarme no acuerdo que extremo de la administracion
de la hacienda; y al ver el caudal alli reunido, la codicia se
reflejo en su semblante haciendole dirigir la mirada, mientras
conversaba conmigo, de uno en otro objeto, cuya existencia ni
siquiera sospechaba. Entonces fue mayor mi repugnancia por aquel
hombre, y tuve desde luego tal conviccion de que intentaria robarme,
que durante toda la noche no pude despedir este pensamiento de mi
mente, y abandone el lecho muy temprano, cuando aun dormian en
silencio amos y sirvientes.
Con la primera claridad del amanecer, penetre en la capilla. A
primera vista, la mayor parte de los objetos permanecian en los
sitios en que la vispera se colocaran, pero ijuzguese cual seria mi
asombro, al ver que gran numero de candeleros, jarrones y demas
yacian diseminados por el suelo en el mas completo desorden! Solo
quedaban en pie, arrinconados en un angulo debajo del coro, cuatro
objetos. Me aproxime, y un escalofrio recorrio todo mi cuerpo. iLos
muertos habian jugado una partida de ajedrez! Si, alli en el rincon,
sobre la loceta blanca, estaba un blandon, y enfrente de el, salvada
una hilera de cuadros, y ocupando sus respectivas casillas, un
jarron, un candelero pequeno y uno de los perfumadores, este el mas
proximo al muro. Si, esas tres piezas--el alfil, el peon y el
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