to que hacia buscarse a estas dos personas. Presintio
ademas que el tal misterio iba a ser de corta duracion. Tal vez durase
lo que la noche.
Cuando volvio a la pieza donde estaba el _buffet_, vio a su amigo
Federico que seguia conversando con el mismo personaje: un senor ya
viejo, con la roseta de la Legion de Honor en una solapa y el aspecto
de un alto funcionario retirado.
Ahora era este el que hablaba, despues que Torrebianca hubo terminado
la explicacion de los grandes negocios de Fontenoy.
--Yo no dudo de la honradez de su amigo, pero me abstendria de colocar
dinero en sus negocios. Me parece un hombre audaz, que situa sus
empresas demasiado lejos. Todo marchara bien mientras los accionistas
tengan fe en el. Pero, segun parece, empiezan a no tenerla; y el dia
que exijan realidades y no esperanzas, el dia que Fontenoy tenga que
presentar con claridad la verdadera situacion de sus negocios...
entonces...
* * * * *
#IV#
Robledo se levanto muy tarde; pero aun pudo admirar el suave esplendor
de un dia primaveral en pleno invierno. Una neblina ligera saturada de
sol extendia su toldo de oro sobre Paris.
--Da gusto vivir--penso al abandonar su hotel despues de haber
almorzado rapidamente en un comedor donde solo quedaban los criados.
Paseo toda la tarde por el Bosque de Bolonia, y poco antes del ocaso
volvio a los bulevares. Se proponia comer en un restoran, buscando
luego a los Torrebianca para pasar juntos una parte de la noche en
cualquier lugar de diversion.
Estando en la terraza de un cafe compro un diario, y antes de abrirlo
presintio que este papel recien impreso guardaba algo que podia
sorprenderle. Tuvo el obscuro aviso de que iba a conocer cosas hasta
entonces envueltas en el misterio... Y en el mismo instante sus ojos
tropezaron con un titulo de la primera pagina: "Suicidio de un
banquero."
Antes de leer el nombre del suicida estaba seguro de conocerlo. No
podia ser otro que Fontenoy. Por eso no experimento sorpresa alguna
mientras continuaba su lectura. Los detalles del suicidio le
parecieron sucesos naturales y ordinarios, como si alguien se los
hubiese revelado previamente.
Fontenoy habia sido encontrado en su lujosa vivienda tendido en la
cama y guardando todavia en la diestra el revolver con que se habia
dado muerte.
Desde el dia anterior circulaba por los centros financieros la noticia
de su quiebra en condiciones tales que iba a atraer
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