, pisando por
encima de Hostiones, de los quales rescibimos muchas cuchilladas en los
pies, y nos fueron causa de mucho trabajo; hasta que llegamos en el Rio,
que primero haviamos atravesado, que entraba por aquel mismo Ancon; i
como no lo podimos pasar, por el mal aparejo, que para ello teniamos,
bolvimos al Real, i contamos al Governador lo que haviamos hallado; i
como era menester otra vez pasar por el Rio, por el mismo lugar, que
primero lo haviamos pasado, para que aquel Ancon se descubriese bien, i
viesemos si por alli havia Puerto: i otro dia mando a vn Capitan, que se
llamaba Valencuela, que con sesenta Hombres, i seis de Caballo, pasase
el Rio, i fuese por el abaxo hasta llegar a la Mar, i buscar si havia
Puerto; el qual, despues de dos dias, que alla estuvo, bolvio, y dixo,
que el havia descubierto el Ancon, i que todo era Baia baxa hasta la
rodilla, i que no se hallaba Puerto; i que havia visto cinco, o seis
Canoas de Indios, que pasaban de vna parte a otra, i que llevaban
puestos muchos Penachos. Sabido esto, otro dia partimos de alli, iendo
siempre en demanda de aquella Provincia, que los Indios nos havian dicho
Apalache, llevando por Guia los que de ellos haviamos tomado, i asi
anduvimos hasta diez i siete de Junio, que no hallamos Indios, que nos
osasen esperar; i alli salio a nosotros vn Senor, que le traia vn Indio
acuestas, cubierto de vn cuero de Venado pintado: traia consigo mucha
Gente, i delante de el venian tanendo vnas Flautas de Cana, i asi llego
do estaba el Governador, i estuvo vna hora con el, i por senas le dimos
a entender, que ibamos a Apalache, i por las que el hico nos parescio
que era enemigo de los de Apalache; i que nos iria a aiudar contra el.
Nosotros le dimos Cuentas, i Cascaveles, i otros rescates, i el dio al
Governador el Cuero que traia cubierto, i asi se bolvio, i nosotros le
fuimos siguiendo por la via que el iba. Aquella noche llegamos a vn Rio,
el qual era mui hondo, i mui ancho, i la corriente mui recia, i por no
atrevernos a pasar, con Balsas hecimos vna Canoa para ello, i estuvimos
en pasarlo vn dia: i si los Indios nos quisieran ofender, bien nos
pudieran estorvar el paso, i aun con aiudarnos ellos, tuvimos mucho
trabajo: Uno de Caballo, que se decia Juan Velazquez, natural de
Cuellar, por no esperar entro en el Rio, i la corriente, como era recia,
lo derribo del Caballo, i se asio a las riendas, i ahogo a si, i al
Caballo; i aquellos Indios de aquel Senor, que se llamaba
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