e a la puerta y dijo para si:
--La gente de este pueblo parece ser muy pleitista.
V
_?Habra desavenencia?_
Poco despues Pepe se presentaba en el comedor.
--Si almuerzas fuerte--le dijo dona Perfecta con
[10] carinoso acento,--se te va a quitar la gana de comer. Aqui
comemos a la una. Las modas del campo no te gustaran.
--Me encantan, senora tia.
--Pues di lo que prefieres: ?almorzar fuerte ahora o
tomar una cosita ligera para que resistas hasta la hora de
[15] comer?
--Escojo la cosa ligera para tener el gusto de comer con
ustedes; y si en Villahorrenda hubiera encontrado algun
alimento, nada tomaria a esta hora.
--Por supuesto, no necesito decirte que nos trates con
[20] toda franqueza. Aqui puedes mandar como si estuvieras
en tu casa.
--Gracias, tia.
--iPero como te pareces a tu padre!--anadio la senora,
contemplando con verdadero arrobamiento al joven mientras
[25] este comia.
--Me parece que estoy mirando a mi querido hermano
Juan. Se sentaba como te sientas tu y comia lo mismo que
tu. En el modo de mirar sobre todo sois como dos gotas
de agua.
Pepe la emprendio con el frugal desayuno. Las expresiones, 29
asi como la actitud y las miradas de su tia y prima, le
infundian tal confianza, que se creia ya en su propia casa.
--?Sabes lo que me decia Rosario esta manana?--indico
[5] dona Perfecta, fija la vista en su sobrino,--Pues me decia
que tu, como hombre hecho a las pompas y etiquetas de la
corte y a las modas del extranjero, no podras soportar esta
sencillez un poco rustica con que vivimos y esta falta de
buen tono, pues aqui todo es a la pata la llana.
[10] --iQue error!--repuso Pepe, mirando a su prima.--Nadie
aborrece mas que yo las falsedades y comedias de lo
que llaman alta sociedad. Crean ustedes que hace tiempo
deseo darme, como decia no se quien, un bano de cuerpo
entero en la Naturaleza; vivir lejos del bullicio, en la soledad
[15] y sosiego del campo. Anhelo la tranquilidad de una
vida sin luchas, sin afanes, ni envidioso ni envidiado, como
dijo el poeta. Durante mucho tiempo, mis estudios primero
y mis trabajos despues, me han impedido el descanso que
necesito y que reclaman mi espiritu y mi cuerpo; pero
[20] desde que entre
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