de esta naturaleza. Queria pues dedicarme al trabajo
por algunos anos mas, con el fin de obtener, a lo menos en parte, los
diversos conocimientos absolutamente indispensables para el viagero, que
desea examinar y dar a conocer un pais bajo todos aspectos.
Nombrado formalmente a fines del citado ano de 1825, tuve que activar
mis tareas para hacerme acreedor a tan honrosa prueba de confianza,
siendo ciertamente mi cargo tanto mas dificil de llenar, cuanto que
yo no contaba entonces sino veintitres anos. Por otra parte, la sola
idea de recorrer la America bajo tan lisonjeros auspicios me alhagaba
sobremanera, y encendia mi ardiente imaginacion, ofreciendome de
antemano mil cuadros a cuales mas seductores. Merced a los benevolos
consejos de los senores Cuvier, Brongniart, Cordier, Isidoro Geoffroy
Saint-Hilaire, y del celebre viagero baron de Humboldt, me fue dado
entrever cual seria el circulo de mis investigaciones. Las ciencias
naturales eran el objeto principal; mas considerando como complemento
indispensable la geografia, la etnologia y la historia, me propuse no
desechar nada, cuando estuviese en aquellos lugares, para traer conmigo
el tesoro mas completo de materiales relativos a estos ramos importantes
de los conocimientos humanos.
El 29 de julio de 1826 me embarque en Brest a bordo de _la Meuse_,
fragata del Estado, y di principio a mi peregrinacion trasatlantica.
Hice escala en las Canarias, en donde durante algunos dias pude
estudiar, a la vista del famoso pico de Teide, las producciones de la
isla de Tenerife, asi como sus crestas desgarradas. Dos meses despues
divisabamos las costas del Brasil, y un ambiente embalsamado con el
perfume de mil flores llegaba ya hasta mi, haciendome gustar inefables y
dulces emociones. Iba yo al cabo a echar pie sobre el mundo de Colon,
sobre esa tierra de prodigios, cuya exploracion habia siempre ansiado
aun en medio de los suenos de mi infancia. Tome finalmente asiento en
America por espacio de ocho anos.
El Rio Janeiro con sus montanas de granito y sus bellas y virgenes
selvas fue el primer teatro de mis exploraciones. Montevideo, Maldonado
y toda la republica oriental del Uruguay, ocupada entonces por los
Brasileros, me enseno luego sus campos, que se asemejan a los de
Francia. Atravesando la Banda oriental pase a Buenos-Aires, y me
embarque en seguida en el Parana, para trasportarme a las fronteras de
la provincia del Paraguay, declarada hoy dia Estado independiente. Su
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