de la cordillera
oriental, hacia el punto culminante, que traspuse facilmente, y comence
a bajar dirigiendome al lugarejo de Tutulima. Yo habia pues pasado sin
obstaculos la cordillera, y ya una de las dificultades de mi empresa
quedaba allanada. Comparando este camino con el de Palta-Cueva y con
todos los puntos de mi transito anterior, me parecio que, si podia
continuar por tal senda hasta Moxos, esta nueva direccion reemplazaria a
la otra, con la grande ventaja de no exponer a tantisimos peligros, ni
al hombre ni a los animales.
El 8, despues de muchas dificultades, nacidas de la mala voluntad de mis
indios, deje Tutulima, ultimo punto habitado, para internarme en el
desierto y pisar una tierra virgen todavia. Conociendo, que me seria
imposible trepar por las escarpadas laderas, y que, con la variacion
este de 8 grados 28 minutos, la quebrada de Tulima, dirijida al
nornorueste de la brujula, me ofrecia un buen camino, me diriji por el.
Camine durante seis dias consecutivos por la misma quebrada, variando mi
direccion de norte a nornorueste, pero haciendo apenas cuatro leguas por
dia. Aumentabanse los obstaculos a cada paso, y no teniamos ni el tiempo
necesario ni los medios para allanarlos; era por tanto indispensable el
vencerlos. Tan pronto el torrente se hallaba de tal suerte encajonado
que nos veiamos forzados a trepar por las laderas y a andar de
precipicio en precipicio; tan pronto el desaguee de nuevos rios venia a
engrosar de tal modo ese mismo torrente, que teniamos que pasarlo y
repasarlo, luchando contra la corriente mas impetuosa y metiendonos en
el agua hasta la cintura. Aqui, era preciso construir una balsa para
atravesarlo, aculla, abrirse paso con hacha en mano por entre bosques
enmaranados.
Hasta entonces bien podia yo creerme sobre uno de los tributarios del
Mamore, y la direccion tomada era buena; mas de repente se presenta
delante de nosotros una cadena de elevadas montanas, y el rio por el que
seguiamos, recibiendo un otro curso de agua, que venia del estesudeste,
dio vuelta bruscamente hacia el nornorueste. Crei perdida toda
esperanza; pues indudablemente aun debia ser este un tributario del
Beni. Asi es que al siguiente dia, determine pasar la cordillera, y al
cabo de una penosa jornada y de muchas detenciones forzadas, llegue al
punto mas encumbrado de aquellas montanas; mas cual fue mi desesperacion
al encontrarme envuelto entre nubes, que nada de cuanto me rodeaba me
dejaban ver! Mi unic
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