pero no se si
calo mis intenciones; lo cierto es que dijo que me iba a cortar el
pescuezo, anadiendo que no me descuidara. iQue susto me lleve! iY esto
se me paga tan mal! Aquel discurso que pronuncio anoche a ultima hora el
estudiantillo valenciano, me costo dos raciones de carne estofada y dos
botellas de vino iAy! Si llegaran a saber estos manejos Alcala Galiano y
Florez Estrada ... le digo a usted que me voy a reir de gusto.
--Esas son las cabezas de adormidera que es preciso cortar--exclamo el
viejo, guinando el ojo y haciendo con la mano derecha, movida
horizontalmente, la senal de quien corta alguna cosa.
--Pues fuera una lastima, porque son buenos chicos. Yo, francamente se
lo digo a usted, aunque soy en lo intimo de mi corazon partidario
amantisimo de mi Rey absoluto, cuando oigo a esos muchachos, y
especialmente cuando veo a Alcala Galiano subir a la tribuna, y empieza
a echar flores por aquella boca, y despues culebras, me da un
escarabajeo tan grande, que me baila el corazon y me dan ganas de
abrazarle.
--Dejalos que griten: eso precisamente es lo que se busca. Mira el motin
de esta noche: a ellos se les debe. Con muchos asi, pronto estallara la
cuerda. Eso es lo que quiere el Rey. iOh! Ya veras que pronto se
despedazaran unos a otros.
--?Pero que hago yo con cinco onzas?--volvio a decir el dueno del cafe.
--Ya lo he dicho El Rey no esta para despilfarros, y para levantar de
cascos a esta gente no es preciso mucho dinero.
--?Que no? Pregunteselo usted a aquel lego exclaustrado que escribe _El
Azote_; ya me tiene comidas tres onzas de las que usted me trajo la
semana pasada. ?Pues y aquel oficialito que pronuncio hace dias aquel
fuerte discurso en que dijo: _Calendas Cartagos_...?
--_Delenda est Carthago_, querra usted decir.
--Eso es: _dilenda o calenda_, lo mismo da--dijo el del cafe.--iPues ese
oficialito tiene unas tragaderas! Me comio dos empanadas de conejo como
dos ruedas de molino. Y sobre todo, con decirle a usted que para
conseguir que Andresillo Corcho saliera por esas calles gritando, como
usted vio muy bien el domingo, tuve que pagarle todas sus deudas, que
eran ocho meses al casero, y que se yo cuantos piquillos sueltos a los
amigos... Y luego no gana uno para sustos, don Elias. Vuelvo a repetirle
a usted que si los liberales de copete descubren estas socalinas, no me
dejaran un hueso en su lugar.
--Mucha cautela, ten mucha cautela: nada de papeles escritos, no me
dirijas ca
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