r a vestirse con su
traje provincial, renegando de la independencia madrilena y de la
educacion y tolerancia de las "personas decentes".
Con este desencanto sobre su alma, y envuelto en el burdo ropaje de sus
mayores, con el que, si no iba elegante, andaba sumamente comodo, echose
a ver lo que le faltaba; empresa que consumiremos, en la imposibilidad
de seguir al mayorazgo paso a paso y en cada una de sus impresiones.
Siendo la politica su caballo de batalla, despues de ver en los cafes
que todos los periodicos que leia decian de si propios lo mismo que el
del cirujano de su lugar escribia de si mismo y de su partido, es decir,
que eran unos santos, al paso que renegaban de todos los demas, fuese al
Congreso, donde esperaba oir aquellos discursos que, impresos, le
admiraban, y aquellos hombres que, pronunciandolos, le parecian
semidioses o criaturas de distinta naturaleza, forma y color que el
resto de la humanidad. Mas, ioh desengano!, en el palacio de las leyes
hallo de todo menos discursos. Presencio en el seno de la Asamblea
nacional _disputas_ acaloradas, y encontro en los diputados unos hombres
de talla comun, que tenian el mismo prurito que los periodicos: la
inmodestia de decir cada uno de si propio, _coram populo_, lo que todos
los demas les negaban: que eran lo mejorcito de la casa, y de lo poco
que en virtudes civicas, y hasta domesticas, se encontraba por el mundo.
De aqui resultaba mucho de:--"?Que has de ser tu?--Mas que tu.--Tu lo
seras de lengua.--Esa es la que a ti te sobra.--Pues a mi nunca me han
perseguido por revoltoso.--Justo, porque en ti es de familia ser un
matalas-callando.--iAl orden!--No me da la gana",--etc., etc. Pregunto,
con este motivo, si habia dos Congresos de diputados en Madrid, y que en
donde se pronunciaban aquellos discursos tan arregladitos y tan
elocuentes que el acostumbraba a leer; y cuando supo algo de lo que
pasaba en la _redaccion_ del _Diario de Sesiones_:--"iCascaras!--dijo,--pues
con un buen _redactor_, tambien habria oradores en el concejo de mi pueblo."
VI
Curado con estos desenganos de la pasion politica, diose a lo de puro
recreo; y quiso contemplar de cerca lo que tanto admiro desde lejos: _la
casa de fieras_.--Que me aspen--dijo cuando la examino jaula por
jaula,--si el corral de mi casa no tiene que ver mas que esto: para
cuatro pavos, dos mastines y un mico, no necesitaba el Ayuntamiento un
presupuesto y un personal como los de esta casa, cuyo titu
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