; que esta no transige, ni ser puede
mas que una, ora se albergue bajo el burdo ropaje del campesino, ora
bajo los bordados ostentosos del habito de un magnate.
"Por eso, mientras tu te aburrias en esas calles, yo me desembarazaba de
todos mis cargos y esperaba tu resolucion para comunicarte la mia, que
es el asunto de que habia prometido hablarte. Esperabala para decirte;
amigo mio, colmadas todas mis ambiciones y agobiado por los desenganos,
quiero abandonar la corte y respirar el aire libre de tus montanas,
unica campina que he visitado en mi vida, y en la cual espero realizar
todas las ilusiones que he adquirido con mi lectura favorita. Soy
fanatico admirador de la vida patriarcal y de los placeres del campo, de
la poesia pastoril. iLejos de mi el ruido del falso mundo, el seco
afecto, el materialismo de la civilizacion! Como el venerable, tierno y
sencillo poeta,
"Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanza, de recelo".
"iBien hayan tus campinas y tus bosques! iAlli, con la conciencia del
hombre honrado, veras, veras, Silvestre amigo, cuanto placer encuentro!
... sobre todo, cuando piense en el infierno de pasiones que aqui se
agitan incesantemente, y cuando, mientras considere que en el mundo
"... se estan los hombres abrasando
en sed insacible
del no durable mando,
_tendido yo a la sombra este cantado_".
"He aqui mi mayor ambicion de hoy; ambicion que acaricio anos ha, y que
tus noticias y tu presencia han venido a provocar hasta el extremo de
hacerme tomar una resolucion invariable.--Ahora bien: mientras olvido
mis habitos de mundo, mientras me aclimato a ese paraiso de tus valles,
necesito tu compania, un rincon en tu casa y un puesto en tu mesa; pero
sin que en tu sistema de vida hagas la menor alteracion, sin que mi
presencia aumente un solo manjar a tus comidas. Con estas condiciones
aceptaria tu hospitalidad. Para regalarme con el veneno de nuestras
cocinas y con la vida muelle de estos gabinetes, me quedaria en la
corte. Este es el egoismo a que me referia cuando llegaste a mi casa.
Con franqueza, amigo Silvestre, ?te parece aceptable mi plan?"
El mayorazgo, que desde el principio del discurso de su amigo tenia un
palmo de boca abierta, pero de puro placer, al oirle renegar de Madrid,
y que, por otra parte, era generoso, sensible y hos
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