ncontrado la
virtud aun entre los hombres ...
ivana satisfaccion! He tenido enemigos;
ninguno ha podido danarme
y varios han caido delante de mi:
iinutiles triunfos! El bien, el mal,
la vida, el poder, las pasiones, todo
lo que veo en los demas ha sido para
mi como la lluvia sobre la arida
arena. Despues de aquella hora
maldita... No conozco el terror, estoy
condenado a no esperimentar
nunca el temor natural, ni los latidos
de un corazon que hacen palpitar
el deseo, la esperanza o el amor
de alguna cosa terrestre... Pongamos
en practica mis operaciones magicas.
Seres misteriosos, espiritus del
vasto universo, o vosotros a quienes
he buscado en las tinieblas y en las
regiones de la luz; vosotros que volais
al rededor del globo y que habitais
en las esencias mas sutiles;
vosotros a quien las cimas inaccesibles
de los montes, las profundidades
de la tierra y del Oceano sirven
muchas veces de retiro... Yo
os llamo en nombre del encanto
que me da el derecho de mandaros;
idespertaos y apareced!
[Un momento de silencio.]
iNo vienen todavia! ibien! por
la voz de aquel que es el primero
entre vosotros; por la senal que os
hace temblar a todos; en nombre
de aquel que no muere nunca ...
despertaos y apareced....
[Un momento de silencio.]
Si es asi... Espiritus de la tierra y
del aire no eludireis seguramente
mis ordenes. Por medio de un poder
superior a todos los que acabo de
servirme, por un hechizo irresistible
nacido en un astro maldito,
resto ardiente de un mundo que ya
no existe, infierno errante en medio
del eterno espacio; por la terrible
maldicion que pesa sobre mi alma,
por el pensamiento que tengo y que
esta a mi rededor, os requiero la
obediencia: pareced.
[Aparece una estrella en el fondo oscuro de la galeria;
es una estrella inmovil, y una voz canta las palabras
siguientes:]
PRIMER ESPIRITU.
Mortal, docil a tus ordenes,
vengo de mi palacio situado sobre
las nubes, formado de los vapores
del crepusculo y que colorea de
purpura y de azul el disco del sol
poniente. Aunque me este privado
el obedecerte, vuelo hacia ti sobre
el rayo de una estrella; he oido tus
conjuros. Mortal, ique tus deseos
se cumplan!
LA VOZ DEL SEGUNDO ESPIIRITU.
El Monte-Blanco es el monarca
de las montanas; esta coronado
desde muchos siglos con una diadema
de nieve sobre su trono de
rocas. Esta revestido con un manto
de nubes: los bosques forman su
cenido
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