r, la voz que para mi oido era
la mas dulce melodia. Respondeme,
io querida mia! te he llamado en
las sombras de la noche; he asustado
a los pajaros dormidos bajo las
hojas silenciosas, he despertado al
lobo en las montanas, y he hecho
conocer tu nombre a los ecos de las
cavernas mas sombrias. El eco me
ha respondido, los espiritus y los
hombres tambien me han respondido,
tu sola has permanecido muda.
He visto sucederse el giro de las
estrellas en la boveda celeste; he
dirigido mi vista hacia ellas para
ver si podia descubrirte; he recorrido
la tierra para ver si encontraba
alguna cosa que se te pareciese:
dignate de hablarme finalmente;
mira a esos espiritus que nos rodean
que se enternecen al oir mis
quejas; yo los miro sin terror y solo
lo tengo por ti; dignate de hablarme
aunque no sea sino para manifestar
tu enojo; dime a lo menos...
Yo no se lo que deseo; pero dejame
todavia oir tu voz por la ultima vez.
LA SOMBRA DE ASTARTE.
iManfredo!
MANFREDO.
iAh! prosigue por favor: esta
voz me reanima; es la tuya seguramente.
LA SOMBRA.
iManfredo! manana se acabaran
tus dolores terrestres. iA Dios!
MANFREDO.
Todavia una palabra iuna sola
palabra! ?estoy perdonado?
LA SOMBRA.
iA Dios!
MANFREDO.
?No nos veremos mas?
LA SOMBRA.
iA Dios!
MANFREDO.
iAh! por compasion, todavia
una palabra; dime si me amas.
LA SOMBRA.
iManfredo!
[Desaparece.]
NEMESIS.
Se ha ido y no volvera a aparecer:
sus palabras se cumpliran;
vuelvete a la tierra.
UN ESPIRITU.
Se encuentra en las convulsiones
de la desesperacion; ved los mortales:
quieren penetrar los secretos
que son superiores a su naturaleza.
OTRO ESPIRITU.
iPero ved como se domina a si
mismo, y como somete sus tormentos
a su voluntad! si hubiese sido un
espiritu como nosotros hubiera sobrepujado
a todas las otras inteligencias
celestes.
NEMESIS.
?Tienes todavia que hacer alguna
pregunta a nuestro augusto
monarca o a sus vasallos?
MANFREDO.
Ninguna.
NEMESIS.
A Dios hasta la vista.
MANFREDO.
?Nosotros volveremos pues a vernos?
?Pero en donde, sobre la tierra?
No importa; adonde tu quieras.
A Dios, te doy gracias por el
favor que acabas de concederme.
FIN DEL ACTO SEGUNDO.
ACTO III, ESCENA PRIMERA.
[Una habitacion del castillo de Manfredo.]
MANFREDO Y HERMAN.
MANFREDO.
?Se acabara bien pronto el dia?
HERM
|