agan los deseos de este mortal?
ARIMAN.
Si.
NEMESIS.
?A quien quieres sacar del sepulcro?
MANFREDO.
A un muerto que estuvo privado
de sepultura: llama a Astarte.
NEMESIS.
Sombra o espiritu, sea lo que
seas, que conservas todavia una parte
de tu primera forma, o tu forma
entera, sal de la tierra y vuelve a
ver el dia. Vuelve con las mismas
facciones, el mismo aspecto y el mismo
corazon, huye de los gusanos de
la tumba y vuelve a aparecer en estos
lugares: el que puso un termino
a tus dias es quien te llama.
[La sombra de Astarte comparece en medio de los
Espiritus.]
MANFREDO.
?Es la muerte la que veo? aun
brillan los colores en sus megillas;
pero reconozco demasiado que no
son colores vivientes. El encarnado
no es natural, se parece al que produce
el otono sobre las hojas marchitas.
Ella es ciertamente, io cielo!
y yo itiemblo al mirarla, al mirar
Astarte! No, no puedo hablarle,
pero quiero que ella hable, que me
condene o me perdone.
NEMESIS.
Por el poder que te ha hecho salir
de la sepultura que te servia de
prision, habla al que acabas de oir,
o a aquellos que te han invocado.
MANFREDO.
Guarda silencio; y para mi es una
respuesta cruel.
NEMESIS.
Mi poder no va mas lejos. Principe
del aire, tu solo puedes ordenarle
el hacer oir su voz.
ARIMAN.
Espiritu obedece a este espectro.
NEMESIS.
iTodavia calla! no esta pues bajo
nuestro imperio, pero pertenece a
otros poderes. Mortal, tu pregunta
es escusada, y nosotros estamos confusos
igualmente que tu.
MANFREDO.
iEscuchame! iAstarte, mi querida,
oyeme y dignate hablarme!
He sufrido tanto, sufro todavia tan
cruelmente imirame! ila muerte no
te ha cambiado tanto, como yo debo
parecerlo a tu vista! tu me amaste demasiado
tiernamente y mi amor era
digno del tuyo. No hemos nacido para
atormentarnos uno y otro de este
modo por culpable que haya sido
nuestro amor. Dime que no me detestas,
que yo solo sea castigado por
los dos, que tu seras recibida en el
numero de los bienaventurados y que
yo debo morir. Porque hasta ahora
todo lo que hay de mas odioso conspira
a encadenarme con la existencia,
a una existencia que me hace
ver con terror la inmortalidad, y
un porvenir semejante a lo pasado.
No puedo encontrar ningun descanso.
Ignoro yo mismo lo que deseo
y lo que busco, y no siento sino
lo que tu eres y lo que soy. Quisiera
oir tu voz todavia una vez antes de
mori
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