elado corazon.
Desde esta cima escarpada
veo las orillas del torrente, los pinos
magestuosos que la distancia
los hace semejantes a los humildes
arbustos; y cuando un solo movimiento
bastaria para hacer pedazos
mi cuerpo sobre esta cama de rocas,
y para fijarlo en un eterno descanso,
?por que razon estoy dudoso?
Siento el deseo de precipitarme
al pie de la montana y no me atrevo
a ejecutarlo, veo el peligro y no
pienso en huirle. Un vertigo se ha
apoderado de mi vista, y sin embargo
mis pies se mantienen inmoviles
y firmes. Un poder secreto me
detiene y me condena a vivir a pesar
mio, si es vivir el llevar un desierto
arido en mi corazon, y el ser
yo mismo el sepulcro de mi alma,
supuesto que no trato de justicar
mis crimenes a mis propios ojos:
esta es la ultima desgracia de los
malos.
[Un aguila pasa sobre Manfredo.]
iO tu, reina de los aires, cuyo
rapido vuelo te remonta hacia los cielos,
que no te dignes caer sobre mi,
para hacer presa de mi cadaver, y
alimentar con el a tus hijuelos! Ya
has atravesado el espacio en que podian
seguirte mis ojos; y los tuyos
pueden todavia descubrir todos los
objetos que estan sobre la tierra y
en el aire... iAh! icuantos objetos
dignos de admiracion ofrece este
mundo visible! icuan grande es en
sus causas y en sus efectos! pero nosotros
que nos llamamos sus senores,
nosotros, criaturas de barro y
semidioses al mismo tiempo, incapaces
de poder caer a un rango mas
inferior, y tambien de elevarnos,
escitamos una guerra continua entre
los elementos diversos de nuestra
doble esencia, respirando a un mismo
tiempo la bajeza y el orgullo,
estamos indecisos entre nuestras miserables
necesidades y nuestros deseos
soberbios, hasta el dia en que
la muerte triunfa y en que el hombre
viene a ser ... lo que no se atreve
a confesar a si mismo, ni a sus semejantes.
[Un pastor toca la flauta en un parage lejano.]
iQue dulce melodia es el sonido
natural de la zampona campestre!
porque, en estos parages, la vida
patriarcal no es ciertamente una fabula
de la edad de oro; el aire de la
libertad no resuena aqui sino en las
armonias de la flauta pastoral, y en
el ruido sonoro de los cencerros del
ganado que retoza en las colinas.
iMi alma esta hechizada con semejantes
ecos!... iQue no sea yo el invisible
espiritu de un sonido melodioso,
de una voz viva, de una
armonia animada, qne nace y muere
con el soplo que la produce!
[Llega un cazador de g
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