s,
aumentando asi las huestes del ejercito patrio con doscientos
30 campeones de la independencia nacional, ?reparariais ni[40-6] un
momento en vuestra miserable vida? ?Dudariais ni un punto (p41)
en abrazaros, como Sanson,[41-1] a la columna del templo, y morir,
a precio de matar a los enemigos de Dios?
--?Que dice?--se preguntaron los franceses.
--Senor..., ilos asesinos estan en la antesala!--exclamo
05 Celedonio.
--iQue entren!... (grito _Garcia de Paredes_.)--Abreles
la puerta de la sala.... ?Que vengan todos... a ver como
muere el descendiente de un soldado de Pavia![41-2]
Los franceses, aterrados, estupidos, clavados en sus sillas por
10 insoportable letargo, creyendo que la muerte de que hablaba el
espanol iba a entrar en aquel aposento en pos de los amotinados,
hacian penosos esfuerzos por levantar los sables, que yacian
sobre la mesa; pero ni siquiera conseguian que sus flojos dedos
asiesen las empunaduras: parecia que los hierros[41-3] estaban
15 adheridos[41-4] a la tabla por insuperable fuerza de atraccion.
En esto inundaron la estancia mas de cincuenta hombres y
mujeres, armados con palos, punales y pistolas, dando tremendos
alaridos y lanzando fuego por los ojos.
--iMueran todos!--exclamaron algunas mujeres, lanzandose
20 las primeras.
--iDeteneos!--grito _Garcia de Paredes_ con tal voz, con tal
actitud, con tal fisonomia, que, unido este grito a la inmovilidad
y silencio de los veinte franceses, impuso frio terror a
la muchedumbre, la cual no se esperaba[41-5] aquel tranquilo y
25 lugubre recibimiento.
--No teneis para que[41-6] blandir los punales.... (continuo
el boticario con voz desfallecida.)--He hecho mas que todos
vosotros por la independencia de la Patria.... iMe he fingido
_afrancesado_!... Y iya veis!... los veinte Jefes y Oficiales
30 invasores... ilos veinte!--no los toqueis[41-7]...--iestan
envenenados!...
Un grito simultaneo de terror y admiracion salio del pecho
de los espanoles. Dieron estos un paso mas hacia los convidados,
y hallaron que la mayor parte estaban ya muertos, con la (p42)
cabeza caida hacia adelante, los brazos extendidos sobre la
mesa, y la mano crispada en la empunadura de los sables. Los
demas agonizaban silenciosamente.
--iViva _Garcia de Paredes_!--excla
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