reno. La actual llanura, transformada por los cambios
de nivel, habra producido montes que gradualmente se iran elevando.
Y mientras pensamos en la historia de la montana y su ventisquero, en lo
que fueron y en lo que llegaran a ser, sale el torrente, susurrando, de
los hielos y vase por el mundo a contribuir a la labor de la renovacion
continua de la tierra. El agua, blanquecina o lechosa por las
innumerables moleculas de roca triturada que lleva en suspension, no es
mas que el mismo ventisquero, que ha pasado subitamente al estado
liquido. Y no es chico, sin embargo, el contraste entre la masa solida,
con sus grietas, sus montones de piedras, sus pendientes fangosas sus
grutas, y el agua que brota alegremente luminosa y serpentea con claro
murmullo entre las flores. Uno de los mas curiosos espectaculos de la
montana es esta brusca aparicion del arroyo que durante todo el curso
por las regiones superiores ha corrido por la sombra, acrecentandose con
los millones de gotitas desprendidas de las hendiduras de las bovedas.
La caverna, de la cual se escapa el torrente, cambia diariamente de
forma segun los derrumbamientos o la fundicion del hielo: no obstante,
es facil penetrar a cierta distancia en la gruta y admirar sus
estalactitas, sus paredes translucidas, su azulada luz, sus cambiantes
reflejos. Lo extrano y vago del espectaculo, la emocion que sobrecoje el
alma, le hacen creer a uno que le han conducido a lugar sagrado. _Tres
veces, mil veces benditos_ se creen los peregrinos indios que, despues
de haber llegado a las fuentes del Ganges, se atreven aun a penetrar
bajo la tenebrosa boveda de donde brota el rio santo.
Con gran regularidad, causada por la de las estaciones, llevan los
torrentes del ventisquero a la llanura el agua fecundante y los barros
de aluvion, que provienen del enorme taller triturador que funciona
incesantemente bajo el ventisquero. Durante la estacion del frio en
nuestras zonas templadas, cuando cae la lluvia en los campos con mas
frecuencia y en lugar de evaporarse emprende el camino hacia los rios,
hallase mas apretadamente el ventisquero. Se adhiere por todas partes a
la boveda que le sirve de cauce y no deja salir de ella mas que una
tenue corriente, a veces se cierra enteramente y ni una gota de agua
baja de la montana. Pero a medida que vuelve el calor y la alegre
vegetacion pide mayor cantidad de agua para sus hojas y sus flores, a
medida que se hace mas activa la evaporacion y tiende a
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