itos, cerca de Montevideo.]
En conformidad con la costumbre establecida en este continente, los
banos de senoras y caballeros estan separados. Durante la temporada en
las blancas arenas hay hileras de grandes tiendas de campana que hacen
el oficio de cuartos de vestirse. Sin embargo, la costumbre de banarse
ambos sexos juntos esta sustituyendo a la antigua, y hoy dia se ven las
familias banandose reunidas. Despues del bano de agua salada, los
banistas se dan un bano de sol en la arena. El sol semitropical pronto
quema el rostro y los brazos, a tal extremo que despertaria la envidia
de los jovenes norteamericanos que se pasan tantas horas tendidos en la
playa para adquirir el color de un indio.
Ramirez, otro suburbio de Montevideo, rivaliza con Pocitos en atractivos
para los que buscan descanso o recreo.
El hotel de Pocitos, asi como el de Ramirez, son, en realidad, lugares
deliciosos para almorzar o comer. Durante los meses de calor, sobre
todo, la refrescante brisa de los largos porticos de piedra, desde los
cuales se contempla el mar, contribuye a que resulten unos puntos de
reunion ideales para los amigos alegres que congenian y se inspiran
mutua simpatia.
En Ramirez, el hotel del Parque Urbano ofrece todas las noches lo que
los reporteros suelen llamar "una escena brillante." En este encantador
recinto esplendidamente iluminado, en cien mesitas relucientes con la
manteleria, el cristal y la plata, sientanse centenares de hombres y
mujeres elegantemente vestidos, y de esta manera aumentan la animacion y
brillantez de la escena, pudiendo decirse, sin exageracion, que en
ningun otro punto ha contribuido la naturaleza a producir un templo mas
digno de los discipulos de Epicuro.
Los domingos por la noche, despues de pasar la tarde agradablemente en
las carreras, los miembros de lo mas granado de la sociedad uruguaya se
reunen en estos lugares.
El viajero en la America del Sur experimenta una verdadera satisfaccion
al ver que Montevideo esta a la altura de todos los adelantos modernos.
Como quiera que, por lo general, se tiene una idea muy vaga de la gran
importancia que reviste esta pequena republica, el subito descubrimiento
de lo inesperado duplica, como es natural, el deleite que produce una
visita a ella. Si el viajero es norteamericano, encontrara un grupo de
compatriotas que se muestran muy entusiastas en cuanto al porvenir de la
_Banda Oriental_, nombre que se da a menudo al Uruguay, por estar al
este
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