rma exterior correspondiente; cada arroyuelo que corre
por sus flancos tiene su curso y accidentes particulares y su lenguaje,
su murmullo y su estruendo propio.
La fuente que nace a mayor altura es la que brota del pico mas elevado y
la que por consecuencia recorre mas espacio hasta llegar al valle. Con
frecuencia, en los dias lluviosos, y hasta en los que estan los campos
alumbrados por un sol hermoso, hemos visto, a una distancia de varias
leguas, formarse la fuente en las alturas del aire.
Una nube blanca se levanta como una humareda de la cima lejana, crece
poco a poco o rapidamente y cubre los prados, dividiendose en jirones
impelida por el viento. "El monte se pone el sombrero", dice el
campesino, y ese sombrero de nubes no es otra cosa que la fuente bajo
diferente forma: despues de haber sido nube, niebla y lluvia, reaparece
ya fuente algunos cientos de metros mas abajo de la cima por una
hendidura de la roca o por un ligero repliegue del terreno.
Durante el invierno y parte de la primavera, el viento deposita en las
alturas en forma de nieve el agua que ha de brotar del suelo como fuente
permanente. Las nubes grises que se pegan al suelo de la cumbre, no se
evaporan sin dejar huellas de su paso; en el punto donde antes se veia
la verde dehesa se extiende ahora un vasto lienzo de blanca nieve. Esta
blanca capa de copos, es todavia, bajo una nueva forma, la nube de
vapor que se condensaba en el espacio, que bien pronto sera el arroyo
que se dirija alegremente hacia la llanura. Mientras que la superficie
de la nieve caida se endurece por el frio del invierno, sobre todo
durante las noches, un sordo trabajo se realiza debajo del gran
laboratorio del monte: las gotas que el sol ha fundido durante el dia,
penetran en el suelo hasta las rocas de granito y de un grano de arena a
otro, y del cristal de cuarzo a la molecula de arcilla, desciende
imperceptiblemente por la pendiente; se juntan unas gotas a otras, se
hacen mas gruesas, a su vez estas se reunen y se forman hilillos de agua
que corren subterraneamente por entre las raices del cesped o por las
fisuras de la roca subyacente. Luego, cuando llegan los primeros calores
del verano, la nieve se funde rapidamente en agua, para aumentar el
caudal de las corrientes ocultas, y la hierba, que parece abrasada por
un incendio, reaparece a la luz y adquiere nuevamente su color verde.
Si el monte tuviera grietas profundas, las aguas se sumergirian por las
hendiduras y
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