chosos;
monstruos, quimeras y grifos, se retuercen en grupos fantasticos en las
naves laterales; altas estatuas de dioses se levanten aisladas, y a
veces, a la luz de las antorchas, parece que su mirada se anima y que,
con energico ademan, alargan sus brazos hacia nosotros. Esas roperias de
piedra, esas columnatas, esos grupos de animales, esas figuras de
hombres o de dioses, las ha esculpido el agua, y cada dia, cada minuto,
sin cesar en su obra, trabaja para anadir alguna modificacion graciosa
a la inmensa arquitectura.
CAPITULO V
#La sima#
No lejos de la caverna, gran laboratorio de la naturaleza, donde se ve
la formacion de un arroyo gota a gota, se abre un valle tranquilo en el
fondo del cual brota otra fuente. Sale tambien de la roca, pero esta
roca no se levanta perpendicular como la de la gran caverna; se ha
inclinado a consecuencia de algun desprendimiento. Del cesped que la
cubre crecen algunas plantas salvajes; y en su base, alrededor de la
cristalina fuente, se han agrupado grandes arboles, cuyas ramas
entrelazadas se balancean armoniosa y ritmicamente, impulsadas por la
brisa. Todo es apacible y encantador en ese pequeno rincon del universo.
La laguna es transparente, casi sin ondas, y el agua, saliendo por un
arco de algunas pulgadas de altura, se extiende sin temor.
Inclinado sobre el agua que centellea por los rayos del sol, medito
mirando la sombra por donde sale, y envidio la pequena arana acuatica
que corre patinando sobre la superficie liquida y va a refugiarse en un
agujero de la roca. En la entrada distingo todavia algunas sinuosidades
del fondo; piedras blancas, un poco de arena que se mueve lentamente,
empujada por el agua que sale, produciendo ruidos de hervor; un poco
hacia dentro se distinguen aun los rizos de las pequenitas ondulaciones,
y las diminutas columnas que soportan la boveda; alumbradas vagamente
por reflejos de luz, parecen temblar en la sombra: diriase que una
redecilla de seda flota sobre ella con ligeras ondulaciones. Mas alla
todo esta negro; la corriente subterranea no se revela ya, mas que a
veces, por el ahogado susurro. ?Que sinuosidades son las del agua mas
adentro del punto a donde alcanzan los ultimos reflejos de luz? Esas
curvas del arroyo son las que yo intente buscar con la imaginacion. En
mis ensuenos de hombre curioso, me convierto en un ser pequenisimo, de
algunas pulgadas de alto, como el gnomo de las leyendas, y saltando de
piedra en piedra, insi
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