LA SERENATA
iOh, tu, que duermes en casto lecho,
De sinsabores ajeno el pecho,
Y a los encantos de la hermosura
Unes las gracias del corazon,
5 Deja el descanso, doncella pura,
Y oye los ecos de mi cancion!
?Quien en la tierra la dicha alcanza?
Iba mi vida sin esperanza,
Cual nave errante sin ver su estrella,
10 Cuando me inundas en claridad;
Y desde entonces, gentil doncella,
Me revelaste felicidad.
iOh, si las ansias decir pudiera
Que siente el alma, desde que viera
15 Ese semblante que amor inspira
Y los hechizos de tu candor!
Mas, rudo el labio, torpe la lira,
Decir no puede lo que es amor.
Del Iris puede pintarse el velo; page 200
Del sol los rayos, la luz del cielo;
La negra noche, la blanca aurora;
Mas no tus gracias ni tu poder,
Ni menos puede de quien te adora
5 Decirse el llanto y el padecer.
Amor encuentra doquier que vuelva
La vista en torno; la verde selva,
Florido el prado y el bosque umbrio,
La tierna hierba, la hermosa nor,
10 Y la cascada, y el claro rio,
Todos me dicen: amor, amor.
Cuando te ausentas, el campo triste
De luto y sombras luego se viste;
Mas si regresas, la primavera
15 Hace sus galas todas lucir:
iOh, nunca, nunca de esta ribera,
Doncella hermosa, quieras partir!
DON FERNANDO CALDERON
LA ROSA MARCHITA
?Eres tu, triste rosa,
La que ayer difundia
20 Balsamica ambrosia,
Y tu altiva cabeza levantando
Eras la reina de la selva umbria? page 201
?Por que tan pronto, dime,
Hoy triste y desolada
Te encuentras de tus galas despojada?
Ayer viento sueave
5 Te halago carinoso;
Ayer alegre el ave
Su cantico armonioso
Ejercitaba, sobre ti posando;
Tu, rosa, le inspirabas,
10 Y a cantar sus amores le excitabas.
Tal vez el fatigado peregrino,
Al pasar junto a ti, quiso cortarte:
Tal vez quiso llevarte
Algun amante a su ardoroso seno;
15 Pero al ver tu hermosura,
La compasion sintieron,
Y su atrevida mano detuvieron.
Hoy nadie te respeta:
El furioso aquilon te ha deshojado.
20 Ya nada te ha quedado
iOh reina de las flores!
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