ente indiferentes al bien o al mal, piezas inutiles de una
maquinaria que esta en funcion.
Nos aterrorizamos ante la idea de que los impulsos de la mujer,
su fanatismo, su criterio cerrado, segun unos, su debilidad o falta
de caracter, segun otros, su poca preparacion o poca cultura, segun
otros mas, hagan del derecho de sufragio una mera farsa o una comedia
ridicula por la que han de entrar a tener predominio elementos o
intereses privilegiados. Lo que yo digo es que todos esos impulsos,
sentimientos, debilidades e imperfecciones de la mujer se deben
precisamente a su estado de seclusion domestica, efectos de una
educacion o de un sistema tocado de senil debilidad, que no permite
a las facultades naturales de la mujer aquella expansion que es tan
necesaria a la vida como el vapor a la electricidad y la electricidad
a la luz. Y que para corregir esos defectos e imperfecciones, no es lo
mas cuerdo mantener el sistema bajo el cual han crecido y prosperado,
sino producir un cambio violento, un vuelco regenerador para que ella
pudiera, como el ave que ensaya sus alas, volar a los altos espacios,
abundantes de aire y luz, libre para derramar alli la graciosa esencia
de su ser y ensayar los limites de sus facultades e instintos.
Tenemos que procurar a la mujer nuevos objetivos en la vida, otras
ocupaciones elevadas para que pruebe su aptitud y de esta manera
todo eso que se senala como defectuoso y deforme en su caracter
y educacion se eliminara en un ambiente de libertad y publicidad,
donde sin miedo ni piedad se puedan sacar a colacion los defectos y
expurgar al individuo de sus vicios. Y por esto quiero y pretendo
para la mujer derechos politicos, porque entiendo que uno de sus
resultados sera enriquecer, mejorar y favorecer sus aptitudes y
aspiraciones para servir a los altos ideales de la vida y de la
sociedad. La mujer se ocupara menos de fruslerias y pequeneces,
de cortes de vestidos y modas, de chismes y otros topicos comunes,
que constituyen por lo general, el asunto de sus conversaciones y
se esmerara en aprender y tratar de las cosas serias que atanen al
mejoramiento y bienestar sociales.
La politica no es una ocupacion permanente que pueda absorber
el tiempo de una persona que tiene otros negocios regulares que
atender. De hecho, con excepcion de los funcionarios politicos y
ciertos profesionales, la mayoria de los ciudadanos no emplea en
politica mas que el tiempo puramente preciso que le permiten sus
ocup
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