iSi, funeral cipres! Cuando la noche
25 Con su callada sombra te rodea,
Cuando escondido el solitario buho
En tus obscuros ramos aletea; page 166
La sombra de mi padre por tus hojas
Vagando me parece,
Que a velar por los dias de su hijo
Del reino de los muertos se aparece.
5 Y si el viento sacude impetueoso
Tu elevada cabeza,
Y a su furor con susurrar medroso
Respondes pavoroso;
En los tristes silbidos
10 Que en torno de ti giran,
A los paternos manes
Escucho, que dulcisimos suspiran.
iArbol augusto de la muerte! iNunca
Tus verdores abata el boreas ronco!
15 iNunca enemiga, venenosa sierpe
Se enrosque en torno de tu pardo tronco!
iJamas el rayo ardiente
Abrase tu alta frente!
iSiempre inmoble y sereno
20 Por las concavas nubes
Oigas rodar el impotente trueno!
Vive, si, vive; y cuando ya mis ojos
Cerrar el dedo de la muerte quiera;
Cuando esconderse mire en occidente
25 Al sol por vez postrera,
Morire sosegado
A tu tronco abrazado.
Tu mi sepulcro ampararas piadoso page 167
De las roncas tormentas;
Y mi ceniza entonce agradecida,
En restaurantes jugos convertida,
Por tus delgadas venas penetrando,
5 Te hara reverdecer, te dara vida.
Quiza sabiendo el infeliz destino
Que oprimio mi existencia desdichada,
Sobre mi pobre tumba abandonada
Una lagrima vierta el peregrino.
DON JOSE MANUEL MARROQUIN
LOS CAZADORES Y LA PERRILLA
10 Es flaca sobremanera
Toda humana prevision,
Pues en mas de una ocasion
Sale lo que no se espera.
Salio al campo una manana
15 Un experto cazador,
El mas habil y el mejor
Alumno que tuvo Diana.
Seguiale gran cuadrilla
De ejercitados monteros,
20 De ojeadores, ballesteros
Y de mozos de trailla;
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Van todos apercibidos
De las armas necesarias,
Y llevan de castas varias
Perros diestros y atrevidos,
5 Caballos de noble raza,
Cornetas de monte: en fin,
Cuanto exige Moratin
En su poema _La Caza_.
Levantan pronto una pieza,
10 Un jabali corpulento,
Que huye veloz, rabo
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