iendo grandes admiraciones,
dijo:
--?Es posible que para tantos hombres, mujeres y ninos hay[131] lienzo
para colchones, sabanas y camisas? Dejame que me asombre que entre las
grandezas de la Providencia divina no sea esta la menor.
Entonces el Cojuelo, previniendole, le dijo:
--Advierte que quiero empezar a ensenarte distintamente, en este teatro
donde tantas figuras representan, las mas notables, en cuya variedad
esta su hermosura. Mira alli primeramente como estan sentados muchos
caballeros y senores a una mesa opulentisima, acabando una media
noche[132]; que eso les han quitado a los relojes no mas.
Don Cleofas le dijo:
--Todas esas caras conozco; pero sus bolsas no, si no es para
servillas[133].
--Hanse pasado a los estranjeros, porque las trataban muy mal estos
principes cristianos--dijo el Cojuelo--, y se han quedado, con las
caponas[134], sin ejercicio.
--Dejemoslos cenar--dijo don Cleofas--, que yo aseguro que no se
levanten de la mesa sin haber concertado un juego de canas para cuando
Dios fuere servido, y pasemos adelante; que a estos magnates los mas de
los dias les beso yo las manos, y estas caravanas las ando yo las mas de
las noches, porque he sido dos meses culto vergonzante de la proa[135]
de uno de ellos y estoy encurtido de excelencias y senorias, solamente
buenas para veneradas.
--Mira alli--prosiguio el Cojuelo--como se esta quejando de la orina un
letrado, tan ancho de barba[136] y tan espeso, que parece que saca un
delfin la cola por las almohadas. Alli esta pariendo dona Fafula[137], y
don Toribio su indigno consorte, como si fuera suyo lo que paria, muy
oficioso y lastimado; y esta el dueno de la obra a pierna suelta en
esotro barrio, roncando y descuidado del suceso. Mira aquel preciado de
lindo, o aquel lindo de los mas preciados, como duerme con bigotera[138]
torcidas de papel en las guedejas y el copete[139], sebillo en las
manos[140], y guantes descabezados[141], y tanta pasa[142] en el rostro,
que pueden hacer colacion[143] en el toda la cuaresma que viene. Alli,
mas adelante, esta una vieja, grandisima hechicera, haciendo en un
almirez una medicina de drogas restringentes para remendar una doncella
sobre su palabra[144], que se ha de desposar manana. Y alli, en aquel
aposentillo estrecho, estan dos enfermos en dos camas, y se han
purgado juntos, y sobre quien ha hecho mas cursos[145], como si se
hubieran de graduar en la facultad, se han levantado a matar a
almohadazos.
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