uieto ardor,
En el florido verdor
De sus lozanos abriles.
Cuelga la rubia guedeja
25 Por donde el almete sube,
Cual mirarse tal vez deja
Del sol la ardiente madeja
Entre cenicienta nube;
Gorguera de anchos follajes, page 31
De una cristiana primores;
En el yelmo los plumajes
Por los visos y celajes
Vergel de diversas flores;
5 En la cuja gruesa lanza,
Con recamado pendon,
Y una cifra a ver se alcanza,
Que es de desesperacion,
O a lo menos de venganza.
10 En el arzon de la silla
Ancho escudo reverbera
Con blasones de Castilla,
Y el mote dice a la orilla:
_Nunca mi espada venciera_.
15 Era el caballo galan,
El bruto mas generoso,
De mas gallardo ademan:
Cabos negros, y brioso,
Muy tostado, y alazan,
20 Larga cola recogida
En las piernas descarnadas,
Cabeza pequena, erguida,
Las narices dilatadas,
Vista feroz y encendida.
25 Nunca en el ancho rodeo
Que da Betis con tal fruto
Pudo fingir el deseo
Mas bella estampa de bruto,
Ni mas hermoso paseo. page 32
Dio la vuelta al rededor;
Los ojos que le veian
Lleva prendados de amor:
iAla te salve! decian,
5 iDete el Profeta favor!
Causaba lastima y grima
Su tierna edad floreciente:
Todos quieren que se exima
Del riesgo, y el solamente
10 Ni recela ni se estima.
Las doncellas, al pasar,
Hacen de ambar y alcanfor
Pebeteros exhalar,
Vertiendo pomos de olor,
15 De jazmines y azahar.
Mas cuando en medio se para,
Y de mas cerca le mira
La cristiana esclava Aldara,
Con su senora se encara,
20 Y asi la dice, y suspira:
--Senora, suenos no son;
Asi los cielos, vencidos
De mi ruego y afliccion,
Acerquen a mis oidos
25 Las campanas de Leon,
Como ese doncel, que ufano
Tanto asombro viene a dar
A todo el pueblo africano,
Es Rodrigo de Bivar, page 33
El soberbio castellano.--
Sin descubrirle quien es,
La Zaida desde una almena
Le hablo una noche cortes,
5 Por donde se abrio despues
El cubo de la Almudena;
Y supo que, fugitivo
De
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